Hoy nos hacemos eco de una noticia aparecida que apareció este mes en el cual se contaba como la primera dama japonesa, Akie Abe, mostraba su apoyo al uso del cáñamo terapéutico. Esto es debido a que su marido, el primer ministro japonés Shinzo Abe, sufre de colitis ulcerosa, que la medicina tradicional no supo curarle. Después de varios tratamientos a base de esteroides, los cuales le provocaban diversos efectos secundarios, Abe, renunció al tratamiento. Fue entonces cuando decidieron tratar la enfermedad con cáñamo medicinal, más concretamente con un medicamento a base de CBD.
Hasta aquí más o menos normal. El problema es que el cultivo de cáñamo en Japón no es legal a día de hoy, ya que, después de la guerra, en 1948, EE UU aprobó la ley de control del cannabis, hecho que también afectó a Japón como territorio ocupado. A día de hoy esta ley sigue vigente y es por eso que tanto el primer ministro japonés como su esposa se han mostrado a favor de que su país recupere la licencia para cultivar cáñamo. Decimos recuperar porque se ha demostrado que el cáñamo ya se cultivaba en Japón y se usaba para el tratamiento de dolores musculares, entre otros.
Akie Abe, en una entrevista de 2015 a la revista SPA comentaba: “El cáñamo es una planta de la cual todas sus partes pueden ser utilizadas con eficacia.” Y continuó: “A pesar de que aún no está permitido en Japón, creo que se puede tener también una gran utilidad práctica para fines médicos.”
Es por la capacidad de tratar a su marido y la ausencia de efectos psicoactivos lo que lleva a este matrimonio a defender arduamente la legalización de esta planta tan beneficiosa que, si ha sido capaz de aliviar y mejorar la calidad de vida a su marido sin efectos secundarios, tan mala no debe ser.
Desde Greenmotiv nos alegramos de que las altas esferas japonesas hayan conocido los beneficios de esta planta natural que, en este caso, está siendo usada como tratamiento medicinal alternativo y con esto, se llegue a una normalización del uso del cáñamo a nivel mundial. Esperemos que aquellos líderes políticos que todavía son reacios al cultivo del cáñamo sigan el ejemplo del matrimonio Abe.