La psoriasis es un problema, ya de por sí, pero en niños suele suponer un mayor inconveniente por varios factores, el niño puede no entender el por qué le pasa, o puede sentir rechazo o sentirse diferente cuando tenga que ir a la piscina, la playa o el gimnasio.
¿Qué es la psoriasis?
Recordamos qué es la psoriasis: es una enfermedad crónica no contagiosa que provoca la inflamación de la piel y manchas rojas con escamas, piel seca y agrietada que puede sangrar por momentos, picazón, dolor o sensación de ardor en la zona afectada.
¿Qué la provoca?
Existen varios factores pero suele tener un gran componente hereditario. Un niño con psoriasis tiene el 50% de posibilidades de heredarla de alguno de sus progenitores. También influyen el estrés, la obesidad, el clima frío porque reseca la piel, infecciones de la piel como arañazos o quemaduras solares o la faringitis. Esto es importante porque activa una respuesta por parte del sistema inmunológico que es otro de los causantes. El sistema inmunológico ataca la piel sana porque detecta una infección que puede que no exista. Esto altera el ciclo de regeneración de la piel, que suele ser de un mes y hace que pase a ser unos pocos días. El resultado es la acumulación de piel muerta en la parte afectada en forma de escamas y manchas rojas.
¿Cómo pueden actuar los padres?
Es complicado por dos razones: o bien si alguno de los padres es portador de la enfermedad existe la posibilidad de darse un sentimiento de culpabilidad, o bien si no la padece es muy difícil que pueda llegar a entender del todo cómo se siente el niño. Existe un artículo interesante que habla del tema del Dr. Jesús García Dorado titulado “Psoriasis e infancia: cómo transmitir apoyo y seguridad”, publicado en la revista Psoriasi nº 73 (enero-marzo 2013). En este artículo expone 4 tipos de comportamiento de las familias respecto a cómo se afronta la enfermedad. Podéis leer el artículo completo aquí.
Posibles tratamientos
Los tratamientos para la psoriasis no son lo mismo que una cura. La psoriasis a día de hoy no tiene cura. Los tratamientos actuales ayudan a combatir los síntomas de esta enfermedad durante un tiempo, pero al tratarse de una enfermedad crónica, el paciente depende de por vida de estos tratamientos.
Los posibles tratamientos se suelen dividir en 3 tipos: los tópicos, la fototerapia y los medicamentos orales o inyectables. Los tratamientos tópicos se componen de cremas, lociones y ungüentos que deben ser aplicados a diario sobre la piel afectada. La fototerapia consiste en exposición solar moderada ya sea natural o artificial. Insistimos en lo de moderada ya que como hemos explicado, las quemaduras solares pueden provocar infecciones que acaben derivando en nuevas placas psoriásicas. Los medicamentos son más para casos extremos en los que el paciente no ha respondido correctamente a los otros tratamientos. El problema de estos medicamentos es que se debe llevar un control importante por los efectos secundarios que estos pueden provocar.
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¡Hasta la próxima!